¿Qué pasaría si el Constitucional dijese que el matrimonio gay es inconstitucional y por lo tanto ilegal? ¿Qué ocurriría con las muchas parejas que nos hemos casado: en un limbo alegal por ser matrimonio cuando era posible pero no serlo por invalidarse? ¿Se pueden quitar derechos dados en una sana e igualitaria democracia? No hace falta pensar demasiado porque el ejemplo lo tenemos en California.
Aunque aquí no es la justicia quien pretende revocar el derecho a casarse con la persona que uno quiere, puesto que la Corte Suprema californiana ya dió su veredicto en positivo para gays, sino el voto popular que se realizó el mismo día de las elecciones USA.
Sin duda, las personas afectadas lo primero sería sentir ira, rabia, exclusión, y luego posiblemente odio hacia quienes están obsesionados con nosotros de una manera miserable y poco misericorde pese a sus religiones abanderadas del amor al prójimo (en la foto, a las puertas de la Iglesia de los mormones, que han sido los que se han esmerado -incluso económicamente- más por la propuesta 8, la que pretende negar el derecho de los gays a casarse).
Algo que nunca faltará son ganas de lucha porque estamos muy acostumbrados al rechazo y aún así nunca han podido hacer callarnos a todos. California grita sarcásticamente el himno que le dió la victoria a Obama: "Sí podemos (al menos que seas gay)". Se están movilizando y manifestando los californianos, en las calles, además de política y judicialmente, y su empeño de la razón les dará la victoria del sueño americano.
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