lunes, 1 de diciembre de 2008

El amor (y el sexo) en tiempos de SIDA


Hoy 1 de diciembre es el día mundial de la lucha contra el Sida.

Al principio, en los años 80 del siglo pasado los homófobos quisieron ver la ira vengativa del todopoderoso por una vida de vicio y sodomía del liberado colectivo gay, y creyeron que esa rara enfermedad era como una peste rosa e incluso un cáncer gay enviado como castigo divino. Una nueva venida de Dios para exterminar la Sodoma de nuestros tiempos, cerca del año 2000, el fin del mundo. Lo único que ocurrió fue que los gays sufrieron la pérdida de seres queridos e incluso de artistas o intelectuales personajes públicos, que el sexo dejó de celebrarse tan libremente y que la sociedad pudo mostrarse recelosa de la ciudadanía gay con la ignorancia del como se transmitía , etc.

Pero algo bueno surgió de tan triste época: los gays fueron (y seguramente sigan siendo) los más activistas y se organizaron para exigir a los Estados que invirtieran en investigación, ayudas, vacuna, etc. Fomentaron sobre todo la lucha solidaria.

Sólo cuando se evidenció que la causa de la epidemia no afectaba sólo a gays se mundializó la tragedia y comenzaron a tomarse en serio esta enfermedad que aún sin vacuna puede ser mortal.

Este post desea recordar, principalmente, a quienes murieron o a quienes viven contagiados por el simple hecho de querer gozar de su cuerpo con el cuerpo de otro. Realmente me enoja que por follar o hacer el amor podamos cualquiera ser víctima. Es responsable repetir lo de la prevención aunque a veces es irritante tener una barrera plastificada entre tú y tu deseo sexual. De momento es fundamental a la espera ansiada de una vacuna que vuelva a liberarnos y podamos extasiarnos cuerpo a cuerpo. Cierto es que nos hemos relajado mucho y a veces no somos muy conscientes de las posibles consecuencias. Es necesario evitar jugar con nuestra salud y bienestar futuro. Y si alguien está infectado, la vida no se acaba ahí: pienso que la vida se contempla y aprecia desde otro perspectiva.

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