viernes, 27 de marzo de 2009

AMOR PROHIBIDO EN EL PARAÍSO


Ahmed, emocionado, señaló en el mapa su país, en el norte africano, que aunque tan próximo siempre les había parecido otro mundo a Juan y Manuel; hasta que conocieron a Ahmed.
Los dos españoles habían viajado bastante, pero el viaje que planificaban no era como cualquiera, era especial, su viaje en mayúsculas, pues sería su tan esperada y ansiada luna de miel, ilusión que habían cumplido gracias a su democrático país.
Y como Ahmed puso tal ímpetu describiendo su tierra, invitándolos a recorrerla y gozarla, Juan y Manuel se convencieron de que si sus gentes y valores se parecían a su amigo era un territorio maravilloso que descubrir, pese a que el mismo Ahmed hubiese tenido que exiliarse por su orientación sexual.
Resultaba paradójico que los dos enamorados buscaran el paraíso en un lugar donde su amor era prohibido, con lo que les reafirmaba una vez más que vivían tan cerca y tan lejos de allí.
Pero, ¿por qué ir adónde sólo existía como un inmenso desierto, vacío y árido, para los que sentían como ellos? Le habían hecho la promesa a Ahmed, que albergaba la esperanza de que así, granito a granito, llegarían vientos de libertad a su querido país, mientras suspiraba revelando haber contemplado en el horizonte, a modo de espejismos, el brote paisajístico de vitales y refrescantes oasis.

Adrián Quinto (noviembre 2005)

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